Millaray Viera vuelve a aparecer en escena, pero no como lo hacía antes. No desde un set de televisión, ni en medio de la vorágine de un formato de alta exposición. Su imagen vuelve a recorrer las pantallas, esta vez como rostro del perfume The Icon Woman, de Antonio Banderas, en una campaña global donde comparte protagonismo con nombres como Mario Casas y Agatha Moreira. Pero su presencia pública ahora responde a otra narrativa: la de una mujer que eligió detenerse, mirarse y redibujar su mapa personal y profesional.
En conversación con Revista Velvet, Millaray revela el momento de transición que atraviesa. Tras dejar Chilevisión, el canal que la acogió durante cuatro años, la comunicadora se permitió un repliegue necesario. Un espacio íntimo, libre de rutinas televisivas, que le permitió reconectar con sus hijas, replantear su carrera y reencontrarse también con el amor, junto a Jorge Matte Capdevilla, hijo del empresario Eliodoro Matte y ex director de Empresas CMPC.
Una decisión que no fue improvisada
“Entré a CHV cuando mis hijas eran muy chicas, y hacía dos programas a la vez. Vivía prácticamente en el canal. Me tocó viajar, grabar, conducir… y durante cuatro años eso fue así, sin parar”, cuenta. La exposición y la intensidad de ese ritmo empezaron a pasarle la cuenta, sobre todo en lo familiar. “No quiero victimizarme. Fui feliz. Pero desaparecí de mi casa y eso afectó a mis hijas. Sobre todo a la más chica”, reconoce.
Su salida del canal fue, como ella describe, fruto de una “negociación larga” sin acuerdos respecto a su futuro programático. “Ellos empezaron a tener otra idea y yo sentí que no encajaba. No fue dramático. Tengo la mejor opinión del canal. Pero decidí no seguir”, afirma.
Y aunque hubo conversaciones con otros medios, ninguna propuesta terminó de convencerla. “Me ofrecieron estar todos los fines de semana al aire, y pensé: ¿vale la pena no ver a mis hijas? El sacrificio ya no me hacía sentido”.

Maternidad sin apuros, rutinas compartidas y un nuevo equilibrio
Lejos del horario estelar, Millaray describe cómo cambió la dinámica familiar tras dejar la televisión. “Nunca vi a mis hijas infelices, pero sí con la necesidad de estar más conmigo. Están más felices ahora, nos conectamos distinto. Como si hubiéramos hecho un upgrade. Volvimos a gozar juntas, sin apuros”.
El tiempo fuera del circuito televisivo también le permitió observarse. “Siento que estoy en una etapa de transición. Como dice el GPS: recalculando. En octubre cumplo 38 años, estoy en ese punto medio donde te preguntas qué hiciste hasta ahora y qué quieres para lo que viene”.
Ese proceso, asegura, fue posible gracias a un largo periodo de soltería que vivió por primera vez en su vida adulta. “Tuve dos relaciones de convivencia muy largas. Y luego una tercera más breve, pero significativa. Nunca había estado sola tanto tiempo. Me hizo bien. Me ayudó a entender qué quiero, qué hacía mal. Me observé. Y en ese proceso apareció otra persona”, dice, en referencia a su actual pareja, Jorge Matte.

Una relación privada por decisión
Aunque la relación es conocida —incluso Millaray publicó una storie en noviembre pasado mostrando una imagen de ambos—, prefiere mantener la privacidad. “No me gusta hablar de Jorge porque él no pertenece a este mundo. Valora mucho su intimidad, y mi deber como pareja es respetar eso”.
Sobre su manejo de la exposición, Viera reflexiona: “Fui muy reservada durante mucho tiempo. Luego, por distintos motivos, me abrí un poco. Pero aprendí que no todo hay que compartirlo. No me estoy escondiendo, solo quiero reservar mi intimidad”.
Ser su propia jefa: nuevos proyectos, otras plataformas
Millaray no está alejada de la pantalla, aunque sí del formato tradicional. Participa en campañas publicitarias, eventos y contenidos digitales. “Divido mi tiempo entre lo musical, lo publicitario, los eventos. Eres tu propio jefe, no más”, dice. Y añade que, con las plataformas actuales, la visibilidad sigue siendo posible: “Estoy en la televisión igual, con un comercial que sale todo el día. La gente te sigue viendo. Antes te ibas de la tele y desaparecías. Hoy no”.
Sobre su rol en The Icon Woman, Millaray destaca el enfoque auténtico de la campaña. “No soy modelo, ni súper famosa. Pero ellos vieron algo. El perfume habla de ser intrépida, auténtica. Me gusta esa idea de ser icónica desde la autenticidad”.
Cada cierto tiempo viaja a Madrid o Barcelona por compromisos con la marca, donde comparte con otras figuras del continente. “Es una experiencia bonita. Más humana de lo que uno cree”.
¿Volvería a la televisión?
No cierra la puerta, pero es clara: tendría que ser en sus términos. “No estoy contra la tele. Pero tampoco quiero firmar algo que no me haga sentido. Antes te ofrecían algo y decías que sí por miedo a desaparecer. Hoy sé que puedo sostenerme sin eso”.
Ese aprendizaje también lo transmite con convicción: “Tengo esta posibilidad de estar bien, con y sin televisión. Y eso me hace muy feliz”.