Contar con un seguro de viaje te protege ante imprevistos médicos y te resguarda frente a pérdidas económicas. Sin embargo, considera diferentes exclusiones en casos extremos.
Viajar es una experiencia enriquecedora, pero también implica enfrentar lo inesperado lejos de casa. Una enfermedad repentina, la pérdida de equipaje o la cancelación de un vuelo pueden transformar unas vacaciones soñadas en una experiencia costosa y estresante.
Según AACH, la Asociación de Aseguradores de Chile, frente a estas eventualidades el seguro de viaje internacional se presenta como una herramienta esencial para cualquier viajero responsable.
¿Qué cubre un seguro de viaje internacional y por qué deberías contratarlo?
Un seguro de viaje internacional es una póliza diseñada para protegerte frente a incidentes que puedan surgir durante un viaje fuera de tu país.
Su función principal es ofrecer asistencia médica y respaldo financiero ante situaciones imprevistas, permitiéndote disfrutar tu viaje con mayor seguridad.
Entre las coberturas más habituales se encuentran:
- Asistencia médica por accidente o enfermedad, incluyendo consultas, hospitalizaciones y medicamentos.
- Reembolso por cancelación o interrupción del viaje, cubriendo gastos que no puedes recuperar.
- Compensación por pérdida, robo o demora de equipaje, ideal para quienes viajan con artículos valiosos o de primera necesidad.
- Repatriación sanitaria o funeraria, en caso de emergencias graves.
- Asistencia legal en el extranjero, útil ante problemas judiciales inesperados.
Además del alivio económico, muchas veces el seguro es un requisito legal. Por ejemplo, los países del espacio Schengen en Europa (que agrupa a 29 naciones) exigen una cobertura mínima de 30.000 euros para asistencia médica como condición de entrada. Sin esta póliza, es probable que te nieguen el ingreso.

¿Qué no cubre un seguro? Exclusiones comunes
Aunque los seguros de viaje ofrecen una protección amplia, es fundamental estar al tanto de las exclusiones, es decir, los eventos o condiciones que no están cubiertos por la póliza.
Entre las exclusiones más frecuentes se encuentran las enfermedades preexistentes (a menos que estén expresamente incluidas), tratamientos estéticos, controles médicos de rutina, complicaciones derivadas de embarazos y lesiones provocadas por negligencia, consumo de alcohol o drogas.
Otro punto crítico son los destinos con conflictos armados, guerras o disturbios civiles. La mayoría de las aseguradoras no ofrecen cobertura en países donde haya alertas de seguridad vigentes, guerra declarada o no, actos de terrorismo, rebelión o insurrección.
Incluso si viajas por motivos humanitarios o laborales, es probable que estas situaciones queden fuera del alcance del seguro, a menos que contrates una cobertura especializada y de costo considerablemente más alto.
Por ello, antes de viajar a zonas inestables o declaradas de alto riesgo por organismos internacionales como la ONU o el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, es indispensable revisar tanto las recomendaciones oficiales como las condiciones de tu póliza.
En muchos casos, viajar a estas regiones sin el respaldo adecuado puede significar que enfrentes emergencias médicas o evacuaciones por tu cuenta, sin posibilidad de reembolso o asistencia.
Viajar sin seguro puede ahorrarte unos cuantos dólares al principio, pero en caso de emergencia, los gastos pueden dispararse. Una simple consulta médica en el extranjero puede superar fácilmente los 200 dólares, y una hospitalización podría costar varios miles.