El entrenamiento físico ofrece grandes beneficios, pero comenzar el camino en el gimnasio suele ir acompañado de una serie de errores que pueden limitar el progreso o causar problemas de salud. Uno de los fallos más identificados por expertos es ejecutar ejercicios con técnica inadecuada. Desde Harvard Health se señala que doblar la espalda al hacer planchas o flexiones contribuye a lesiones lumbares, mientras que exceder la profundidad al flexionar las rodillas en sentadillas o desplantes puede dañar las articulaciones. Por otro lado, el exceso de peso es una señal de alerta tanto para principiantes como para experimentados.
Alex Stewart, un entrenador consultado por Muscle and Strength, advierte sobre lo que él llama “ego lifting”: levantar más peso del que realmente se puede manejar solo para impresionar a otros, dejando de lado tanto la seguridad como la forma correcta. En ese sentido, Stewart subraya que esto no solo pone en riesgo lesiones, sino que generalmente se convierte en motivo de burla entre entrenadores experimentados, quienes valoran más la técnica que el número de kilos levantados.
La especialista Clare Safran-Norton, del Brigham Women’s Hospital, recomienda en una entrevista con Men’s Health ser paciente y priorizar el aprendizaje del movimiento con cargas ligeras antes de pensar en progresos significativos. El uso incorrecto de las máquinas es otro punto destacado. Michele Olson, profesora de la Universidad de Auburn e entrevistada por Time, explicó que apoyar demasiado el cuerpo en los mangos de las bicicletas elípticas reduce el trabajo real de las piernas y sobrecarga los hombros y el cuello.
Entre los errores habituales también aparece el descuido de la respiración. Beth Jordan, entrenadora y portavoz del American Council of Exercise, comenta a Time que muchas personas tienden a respirar de manera superficial o a contener la respiración justo en el momento de mayor esfuerzo, lo que puede provocar mareos y aumentos de presión.
No agarrar las pesas después de usarlas y dejar el equipo desordenado representa un error común entre usuarios de todos los niveles, según Stewart. Además, apunta que esta falta de cuidado puede traer accidentes y molestias a otros presentes en la sala. El olvido de limpiar las superficies de los equipos utilizados también está presente en la lista de errores. En un gimnasio, un espacio propicio para la propagación de bacterias, es fundamental mantener una correcta higiene y limpiar los aparatos tras su uso.
En cuanto a la planificación, se observa que la ausencia de una rutina definida lleva a entrenamientos improvisados, poco productivos y, como consecuencia, a la frustración por los avances. Se resalta que muchos dedican largos momentos a socializar en lugar de entrenar, lo que interfiere con la intensidad y continuidad de la sesión. Por último, trabajar el mismo grupo muscular en días consecutivos sin tiempo de recuperación puede sobrecargar el progreso y aumentar la probabilidad de lesiones. Las amplias rutinas exigentes de HIIT deben respetar los tiempos de descanso para favorecer un estado de fatiga continua, lo que en casos severos puede tener consecuencias a largo plazo.
Para corregir estos fallos, se aportan sugerencias concretas. Se indica que la clave reside en aprender la ejecución perfecta de cada ejercicio con peso. La planificación estructurada y la calidad siempre deben primar sobre la cantidad. Olson recomienda mantener un contacto mínimo con los dedos durante el cardio, lo que favorece la activación de los glúteos y el abdomen, evitando la transferencia de carga a otras zonas del cuerpo.
